La Pastilla Rosa |
Rafael despertó creyendo que, en ese instante, se había quedado dormido. Como en otras ocasiones, le entusiasmó la idea de ser consciente de que estaba soñando y sintió como si fuese un personaje de ficción de carne y hueso. Oyó el leve tic tac del reloj de mesa. Parecía haber abierto los ojos en un miércoles laborable, pero se concentró para convertirlo en domingo. Antes de preparar el café, fue al quiosco para comprar el periódico. Todas las noticias hablaban de un mundo en el que él no deseaba vivir. Supo que estaba despierto. |
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Un libro en formato periódico |
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Meses después, a finales de septiembre del presente año, Rafael R. Valcárcel publicó La Pastilla Rosa; un libro de cuentos editado en formato periódico con el propósito de que el lector, al menos en un primer momento, se enfrente a las historias como si tratasen de sucesos de actualidad. En ese marco, Valcárcel tuvo que inventarse una serie de seudónimos para firmar las noticias, los artículos de opinión, los anuncios, cómics y todos los elementos que conforman este nuevo medio informativo... de un único número.
En una entrevista reciente, dijo: “En mi anterior obra, Otras Palabras, busqué diluir el límite que se le adjudica a la ficción en un libro (Relato número 28). Con La Pastilla Rosa, quise explorar desde la perspectiva opuesta: diluir el límite que el lector le adjudica a su propia realidad. Cuando uno lee un libro de narrativa se traslada a un mundo que reconoce como ficticio (poco o mucho, pero ficticio), distante en tiempo, espacio o por sus leyes naturales o sociales. Sin embargo, cuando uno lee un periódico, por más que la subjetividad rebose de las páginas, el suceso se asume como verídico. El pensar sobre lo que se está leyendo deja de ser un filosofar sobre supuestos y salta a un reflexionar sobre hechos concretos que afectan nuestro entorno, ya sea colectivo o individual”. |
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Previamente, horas antes de la entrevista, me habló sobre su motivación de fondo, detrás de la literatura, delante de sus ganas: “Mi intención es que el lector inicie una relación con las historias de La Pastilla Rosa en un plano real y que las emociones que en él se despierten lo conviertan en un personaje de ficción de carne y hueso, durante unos minutos, horas, días o semanas; hasta que contraste la información o llegue a la sección literaria del periódico donde se desvela que lo que se tiene en las manos es un libro de cuentos. También es probable que, desde un primer momento, haya quien dude sobre la fiabilidad de las noticias, pero el dudar basta para que él respire dentro de las historias durante un rato, lo suficiente, espero, para sembrarle una ilusión”.
Y en este punto, que no es presente ni pasado, un nuevo personaje, tú, entra en la historia. Supongo que por eso el teclado ha dejado de obedecer a mis deseos. El desenlace se me hace borroso. Recurro a quienes te vieron por aquí. Unos dicen que, tras descargarte una muestra de La Pastilla Rosa en PDF, te convertiste en seguidor del blog para conocer los pormenores del trajín del periódico. Otros aseguran que entraste a la sección de comentarios y nunca más saliste. Habladurías. Si bien nadie te vio comprar un ejemplar, lo cierto es que tu vecina te recuerda con uno bajo el brazo, camino al trabajo, sonriendo de forma inusual, imaginando las reacciones de tu colega al leer las noticias de un periódico que alguien dejó olvidado por ahí.
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