Prólogo del libro Otras Palabras:
En todas las ocasiones que me solicitaron escribir un prólogo, me ha sido indiferente leer la obra literaria sin estar impresa en el interior de un libro. Un texto vale por lo que dice y no por su soporte. En este caso, me produjo un sinsabor. Aprecié cada uno de los relatos. Me sedujeron. Quedé plenamente satisfecho. Sin embargo, en una conversación posterior con el autor, me habló del Relato número 28. En el manuscrito que me hizo llegar sólo había 22.
Al explicarme ese relato, me nació decirle que lo omitiera. Quise argumentarle mis razones, pero, mientras las elaboraba mentalmente, supe que estaba contradiciendo a la esencia del arte. Descubrí que era un relato excelente y, mejor aún, que era coherente con todos los que conformaban Otras Palabras. Esas historias hablan de personas que dieron a su entorno un halo fantástico.
Le invito a sumergirse en la realidad de cada uno de los personajes, incluyendo la del propio autor. Para eso, le sugiero leer hasta el último de los relatos que figuran en el índice.
Esteban Fernández Dragó |