Regresaron al coche para hacer tiempo. Quedaban un poco más de cuatro horas para que el concierto empezara. Y como las palabras se habían secado por las dudas de Críspula, encendieron nuevamente la radio. cuentos
No pintaron el mundo para ciegos,
aunque sin duda soy uno de ellos.
Los lienzos más caros son de papel,
con ellos se compran sueños a granel.
Un viaje, una boda, un despertador;
ofertas que atraen al nuevo deudor.
Si de aquel paraíso no quieres salir,
nunca cierres los ojos ni para dormir. Yo, que no veo, creo en lo que siento,
por eso te respiro en cada momento.
Tu manera de ser a mí me da vida
porque así al natural es a mi medida.
Y todo, todo, todo lo pintado…
me da igual, igual, igual; si nos da igual.
Me da igual, igual, igual; si nos da igual...
Críspula quiso llorar. También quiso reír. Su rostro se mantuvo inexpresivo, esperando una señal de su pareja que la liberase de la incertidumbre, del miedo a  tener que elegir. Válmar compartía su inseguridad, pero por desconocimiento; más bien por intuición. Sus manos se movieron unos centímetros, y al rozarse se quedaron quietas durante cuatro horas. ( Continuará)
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