CUENTOS |
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( Rafael R. Valcárcel ) |
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Episodio uno: Volver a caer lo vale |
![]() La luna estaba fría, además de sucia. A través de ella, la figura de Críspula perdía altura a cada paso, hasta que se convirtió en un punto cuando se unió a la cola que aguardaba a que abriese la taquilla. Válmar, sin dejar de observarla, prestó atención a la canción que sonaba en la radio del coche.cuentos
Vivir en pecado Caer, caer y caer, Nada mejor Caer, caer y caer, Nada peor Caer, caer y caer, Válmar dejó abierta la puerta del coche. Quería que la música lo siguiese, si fuese posible, hasta donde estaba Críspula. En el camino, tiró el último cigarrillo que se juró fumar… hasta que ella cayese con él. |
Episodio dos: Flotando sobre el presente |
![]() Paso a paso se hacía más grande la espalda de la última persona que formaba la cola. Críspula, en ese final, temía otro. Bastaba girarse para que su sensación fuese totalmente distinta, para sentirse al inicio de una nueva etapa con quien estaba pronunciando su nombre; pero ella seguía viendo una espalda y tenía los auriculares puestos.cuentos
Si el pasado ya es historia Disfruta lo que posees Ese discurso es el resumen Yo soy feliz Yo soy feliz Hace ya años que ha fallecido, Si no se cumple lo que imagino, Yo soy feliz Desistió de tocarle el hombro. En su lugar, Válmar la abrazó por la cintura para acoplarse a su ritmo. Críspula se sintió flotar y borró la discusión que habían sostenido en el coche. Empezó a imaginar un futuro en el que eran felices, pese a que creía que su relación estaba por terminar. |
Episodio tres: Me da igual si nos da igual |
![]() Regresaron al coche para hacer tiempo. Quedaban un poco más de cuatro horas para que el concierto empezara. Y como las palabras se habían secado por las dudas de Críspula, encendieron nuevamente la radio.cuentos
No pintaron el mundo para ciegos, Un viaje, una boda, un despertador; Yo, que no veo, creo en lo que siento, Y todo, todo, todo lo pintado… Críspula quiso llorar. También quiso reír. Su rostro se mantuvo inexpresivo, esperando una señal de su pareja que la liberase de la incertidumbre, del miedo a tener que elegir. Válmar compartía su inseguridad, pero por desconocimiento; más bien por intuición. Sus manos se movieron unos centímetros, y al rozarse se quedaron quietas durante cuatro horas. |
Episodio cuatro: El placer de la lengua |
![]() Las puertas del coliseo se abrieron a las miles de personas que aguardaban para entrar en el festival de música. Críspula y Válmar distaban por mucho de ser los primeros. Mientras la cola avanzaba, se podía oír a un dueto que estaba terminando de probar el sonido…cuentos
Entre tu cuerpo y el mío, Y tu lengua, que es mía, Problemas comunes, Problemas comunes, Entre tu pasión y la mía, Y tu verbo, que es mío, Situaciones comunes, Situaciones comunes, Críspula continuaba un tanto extraña y Válmar no entendía el porqué. Así que en lugar de prestarle atención al dueto, se sumió en su memoria para encontrar alguna explicación. Nada. Entonces dio paso a la especulación, y ésta lo llevó de nuevo a revisar sus recuerdos, pero ahora prestó atención a los hechos felices, también a las fechas, a los detalles de los días previos y posteriores, y contó cada día, uno a uno, hasta desembocar en: “No, no, por favor no”. |
Episodio cinco: Diez del cinco |
![]() Críspula, por su parte, no podía quitarse de la mente el incidente ocurrido de camino al concierto, cuando una mujer embarazada cruzó el paso de cebra y Válmar soltó un comentario desafortunado sobre esa silueta “echada a perder”. Seguía impactada. Incluso le irritó oír los aplausos que recibían a su grupo preferido…cuentos
La vida es un constante presente De no mirar para llorar, Pero hay un día que no se me borra: Pero hay un día que no es historia: La vida es mi constante presente Para no mirar por mirar, Críspula intentó controlar sus nervios, acentuados por los doce días sin fumar. Respiró profundo, unas cuantas veces, y, apretando las uñas contra sus propios palmas, le contó a Válmar lo que llevaba callándose un mes. |
Episodio seis: Nube de color gris |
![]() En la cabeza de Válmar, los sinsentidos y las interpretaciones erróneas se esclarecieron a causa de la luminosidad, casi cegadora, de las últimas cuatro palabras de Críspula: “Espero un hijo tuyo”. El silencio que los envolvía solo fue percibido por ellos dos. El resto del público blandía los mecheros al compás de la música.cuentos
Cuando no hay danza que traiga vida, Cuando ya no hay lágrimas de alegría, Cielo azul con nubes blancas, La esperanza son dos oasis Cuando gota a gota reflorezca la vida, Cielo azul con nubes blancas, Válmar quiso romper el silencio con una sonrisa. No pudo. Tenía miedo. No sabía exactamente de qué. La amaba, sin duda. Amaba a Críspula, que se alejaba hacia los servicios. |
Episodio siete: Las espinas de la esperanza |
El índice y el corazón de la mano derecha se arrastraron por la pared que terminaba en la puerta del aseo de mujeres. Críspula se refugió ahí, en el privado del fondo, donde a duras penas se oía a la vocalista de la banda.cuentos
![]() Más, Más, Ya no recuerdo, Sólo recuerdo Más, Pobre esperanza, Rosa esperanza, Más, Más, Críspula seguía la canción sin problema alguno, ya que se la sabía de memoria. No obstante, esta vez la letra derivó en una arenga personal: “Lo criaré sin Válmar”, pensó repentinamente. Sabía que iba a ser muy complicado, pero también sabía que podía confiar en ella, sin sorpresas. Tras un suspiro, su mente regresó al concierto, dejándose llevar por la cadencia de la batería… hasta imaginar unos latidos en el vientre, que la sumieron en una profunda armonía. |
Episodio ocho: La sencillez de un minuto |
![]() Cuando Críspula salió del baño, los tramoyistas recogían los últimos decorados del escenario. Varias horas antes, Válmar se había hecho con las cuerdas de una de las guitarras del grupo preferido de ambos. Después de eso, la estuvo esperando de espaldas al escenario, con la mirada cada vez más despierta.cuentos
Sin cuestionarse nada sobre sus pensamientos anteriores, se abrazaron. Y siguieron abrazados hasta que llegaron al coche, para regresar juntos a casa. Al rato de partir, Válmar bajó el volumen de la radio y los dos fueron improvisando una letra, sostenida por la melodía de la canción que había estado sonando. Él decía una palabra o dos, o una frase, y ella la completaba, o iniciaba otra… y a trompicones la fueron componiendo. A la mitad del camino, consiguieron cantarla al unísono. Quiero sentir a tu lado Quiero, pasito a pasito, Y cada beso que doy Y cada beso que doy Semanas después, Críspula y Válmar, acostados boca arriba sobre el suelo de la nueva habitación, contemplaban el móvil hecho con cuerdas de guitarra. |
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Canciones sin música es una historia de amor que está compuesta por ocho episodios que transcurren durante un festival de música diversa. Ahí Válmar y Críspula redescubren su relación. La historia inicia con Volver a caer lo vale y, al igual que éste, cada episodio se desliza en el marco de una canción. |
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